El hogar de ancianos Santa Catalina, ubicado en Roque Pérez y San Lorenzo, fue clausurado ayer y sobre su propietaria recae una causa judicial debido a irregularidades; es así que los ocho adultos mayores que residen allí deberán abandonar el lugar dentro de los próximos 45 días. El allanamiento se llevó adelante por orden del Juzgado de Instrucción Siete y los oficiales se llevaron de la residencia documentaciones y el libro de actas.Por otra parte, un médico realizó el control de las personas para constatar su estado de salud. Durante la evaluación ningún anciano presentó fiebre ni tampoco síntomas compatibles con Covid-19.“Este hogar se encuentra entre los que tenemos en lista por visitar. Según los datos que obran en el Observatorio del Adulto Mayor estaba ubicado por calle 25 de Mayo y ya fue denunciado antes. En esa oportunidad intervenimos varios organismos porque es fundamental en estos momentos estar vigilantes de estos lugares”, señaló Alberto Penayo, defensor del Pueblo, a El Territorio. Las diferentes fuentes consultados constatan que la residencia ya había recibido denuncias instando a ponerse al día con los papeles  correspondientes ya que funcionaba sin habilitación. La mayor preocupación es qué pasará con los ancianos. Los familiares que puedan deberán ir a buscarlos, en tanto, desde la Defensoría del Pueblo se pidió intervención a Salud Pública y al juzgado para buscar a familiares con el fin de trabajar en una solución y encontrarles el hogar seguro. Alejandra Forján es una de las personas que tiene a su madre en el hogar y ayer tuvo que retirar todas sus cosas y llevar a la señora de 82 años a su casa. Se mostró disconforme con la medida porque señaló que su madre se encontraba muy bien en el hogar.Los hogares y geriátricos fueron foco de contagio en el país y por eso  la preocupación por este grupo de riesgo es grande.“Estamos esperando el protocolo que pedimos por nota a Salud Pública y a la Municipalidad para los hogares y definir así un trabajo en conjunto a fin de evitar ir por separado. No podemos nosotros actuar de manera irregular al protocolo”, sostuvo Penayo. 

Aunque el temor es mayor, las calles siguen transitadas

La provincia de Misiones inició una etapa difícil luego del anuncio de la circulación comunitaria del coronavirus que va sumando casos positivos con el correr de los días y ya se cobró una vida.La advertencia de que a partir de ahora el virus puede estar presente en cualquier persona y que ella puede no presentar síntomas, puso en alerta a la ciudadanía. No obstante, sigue siendo complicado para un porcentaje acatar las medidas sanitarias y entender la seriedad que esta pandemia requiere.De esa manera, en la ciudad de Posadas fueron varias las personas circulando por las calles. Se debe en gran parte a la reactivación de los varios sectores que volvieron a trabajar, pero también hubo quienes paseaban por el microcentro mirando vidrieras.Saliendo del centro de la ciudad capital, algunos barrios viven una realidad paralela y prácticamente los hábitos de vida no cambiaron mucho. Vanesa Suárez tiene una beba de 3 meses y trabaja en un supermercado. Vive en el barrio Itaembé Guazú donde ve que sus vecinos no respetan el aislamiento social, preventivo y obligatorio.“Imaginate todos los cuidados que tengo que tener yo con una bebé. Lo de la circulación comunitaria me hizo caer más en la realidad de lo que está pasando pero después me voy al barrio y la gente hace cualquier cosa, los chicos están jugando en la calle como si nada”, contó la mujer.Asimismo, señaló que esta mañana en el colectivo que se tomó para ir al trabajo viajaban personas paradas cuando la medida es que los trayectos que se hagan tengan sólo personas sentadas para evitar el amontonamiento.“Me da un poco de bronca que la gente no haga su parte porque nos exponen a todos. Siguen yendo a comprar en familia, se quedan mirando productos de bazar”, agregó.  Por su parte, Noelia Mosqueda, que atiende una verdulería en Santiago del Estero y Ayacucho contó que la declaración de circulación comunitaria la dejó muy preocupada, sobre todo porque la mayoría de los clientes aún no toma conciencia. Todavía les cuesta el tema del distanciamiento, no leen los carteles. Acá se pueden entrar de a dos y con barbijo sí o sí”, expresó.